La oralidad en coexistencia con la naturaleza
Santa María Tlahuitoltepec Mixe Oaxaca, es una comunidad Mixe que se ubica en la sierra Norte del estado de Oaxaca, donde se habla la lengua Ayuujk (Mixe). Donde la comunidad, sus comuneros y comuneras tienen una cosmovisión tan cercana con la naturaleza, con la vida, la música, la gastronomía, etc…
En esta compartencia de aprendizajes, hablaremos y contextualizaremos esa relación que se da y se hace con la naturaleza, a partir de la palabra, el discurso que se hace y se da de manera del sentir. Donde es muy importante compartir esta comunicación que existe en nuestra vida y con la coexistencia que tenemos con la naturaleza, al valor de la vida misma.
La vegetación de Tlahuitoltepec es muy húmeda, entonces las milpas y las papas son las que más abundan en la comunidad. Sobre todo, las personas aman y adoran el trabajo de campo, porque de ellas viven y se auto sustentan. Con costumbres y tradiciones estamos arraigadas a la cosmovisión Ayuujk, esto quiere decir que nuestras y nuestros ancestros nos enseñaron a relacionarnos con la madre tierra, a tenerle cariño, respeto, valor, conexión, compromiso y hablarle mediante la palabra y el cuidado de nuestro entorno.
La tradición que se da, es mediante la relación y la conexión que tenemos con la madre tierra, mediante el permiso que pedimos a los elementos de la tierra para nuestras cosechas. Esta creencia que los abuelos y abuelas nos han enseñado a través de las prácticas y costumbres. En ofrendar a la madre tierra con bebidas sagradas, para que ella escuche nuestro pedimento y también, ella pueda beber de lo que le dan sus hijos e hijas. Como forma de correspondencia por darnos su ayuda al beber, al comer, sobre todo, por la vida.
Cuando sembramos y cultivamos nuestras cosechas, se da ese agradecimiento a la naturaleza, mediante un discurso que sale desde el sentir de nuestra oradora, en este caso mi madre y padre. Es muy importante registrarlas, ya que nosotros como seres humanos y seres vivos, formamos parte de la naturaleza. Porque de ella vivimos y ella nos cobija a la hora de la muerte.
En la actualidad se ha ido perdiendo el arraigo que se daba anteriormente de manera más profunda, porque antes era más fuerte esos lazos y cercanía con la madre tierra, eso es lo que ha visto mi madre y padre y yo como hija trato de aprender y ver como lo hacen ellos, para ponerlo en práctica y con el paso del tiempo dar el discurso que se da a la vida, a la tierra, a todo lo que nos rodea. Por otra parte, tenemos que valorar esta relación que nos han inculcado nuestros padres y madres, y las y los guiadores de la vida (majää’ytyë), esos sentires y pensamientos que tenemos que sacar de nuestras almas para poder transmitir esos pedimentos y compromisos que estamos haciendo con la madre tierra, este lazo del alma como de nuestras tradiciones que tienen que seguir más fuertes, por nuestro propio bien como de los que nos rodean. Por tal motivo, es tan importante este vínculo que debemos seguir fomentando y fortaleciendo con los y las demás. Estas prácticas de coexistencia que existe con el universo y la naturaleza, porque las tradiciones y cosmovisiones son una forma de mostrar el amor, que prácticamente es a la vida.
En la comunidad, existe personas sabias que nos ayudan a entender un poco mejor esta relación, son los abuelos, abuelas que nos comparten sus enseñanzas y aprendizajes de la vida. Que con el paso del tiempo se fomenta a partir del estar y estar haciendo estas prácticas, al momento de ir a otro espacio pedirle bienestar, libertad, seguridad, tranquilidad y es una manera y forma de entender esta cosmovisión que tenemos. Esta cosmovisión que tenemos dentro de nuestra vida, ya sea internamente o colectivamente este arraigo con la naturaleza y la vida, donde tenemos que pedir permiso a la tierra para que podamos producir nuestros alimentos y que también ella nos pueda acompañar en este trabajo que haremos, sin embargo, está ofrenda que le vamos a dar, está bebida sagrada es un presente para que las montañas, las lluvias y todos los elementos, nos puedan dar el permiso y poder realizar nuestro trabajo. Pero como personas, también estamos abriendo nuestro camino de la enseñanza y la vida. Por esa razón, el discurso o la palabra toma sentido a nuestra vida en comunidad y con la comunidad.
TSËNÄÄ’YÏN TANÄÄ’YÏN CON EL ET NÄJXWII’NYÏT. (La relación, la lengua, la cosmovisión en coexistencia con la naturaleza)
Nuestra forma de vida con el et näjxwii’nyït es mediante las practicas por visualizar, escuchar, compartir y las experiencias vividas con los y las comuneras de la comunidad. La manera de concebir, interpretar, dimensionar los espacios de comunicación, es mediante la compartencia de ideas y pensamientos, es una transmisión de conocimientos e información, conocido mediante nuestra vivencia comunitaria y colectiva. El tsënää’yïn tanää’yïn (la vida misma ) es una concepción de la cosmovisión ayuujk basados en experiencias de los y las majää’ytyë (sabios y sabias), de los sistemas normativos internos que la comunidad va construyendo bajo sus propios mecanismos y formas de organización comunitaria, el buen vivir, la identidad, la cultura, entre otras. El tsënää’yïn tanää’yïn va construyendo nuestra forma y manera de entender e interpretar nuestra vida comunitaria y colectiva. El ayuujk jää’y (Nación Ayuujk) se comunica mediante la oralidad a través de las prácticas y las relaciones que se dan para y hacia et näjxwii’nyït (naturaleza). Estos conocimientos son aprendidos por nuestros majää’ytyë (abuelos y abuelas), que a la vez lo aprendieron de sus antecesores y ahora nos lo comparten como generación y para las futuras generaciones de comuneros y comuneras, los majää’ytyë fueron y son los intelectuales y pensadores de la comunidad, por la compartencia del tsënää’yïn tanää’yïn. Me refiero por sus experiencias personales, colectivas y comunitarias. La lengua ayuujk es la raíz (identidad), es la vida, es la palabra, es la narración, es la memoria presente en los espacios de comunicación como comunidad ayuujk (Mixe) y como Xaamkëjxpït (Tlahuitoltepec), porque en ella nos expresamos, nos comunicamos, compartimos, nos conocemos y vivenciamos. El ääw ayuujk (la palabra, la vida, la lengua) es nuestra identidad, es conocimiento, son pensamientos, sabidurías, es la manera de interpretar nuestra vida, nuestra cosmovisión y son sentires y pensares que con el tiempo se conocen por la expresión y compartencia como comunidad.
Para las comuneras y comuneros Xaamkëjxpït, el ser ayuujk representa e implica tener responsabilidades con los y las que se interactúa porque hay un intercambio de saberes, aprendizajes, pensamientos. Me refiero que estas responsabilidades son por la vivencia que tenemos en la comunidad y son símbolos de identidad ayuujk. Pero el compromiso es de valor y memoria colectiva, porque representa tener compromiso con la naturaleza, con la vida, con los animales, con todo lo que nos rodea, esto, para poder compartirlo para todos y todas. El respeto, los valores, los sentimientos, las vivencias, representa tener obligaciones como ayuujk porque tienes responsabilidades tuyas como de los y las demás, con la familia, el barrio y/o colonia, con la comunidad y con otras comunidades mediante las prácticas y convivencias. El ser ayuujk implica tener y asumir responsabilidades tanto individuales como colectivas con las personas que participan en la vida comunitaria. No solo está en los accionares que se realizan colectivamente, también está en involucrarse en las actividades que se realizan comúnmente (tequios, asamblea, fiestas, rituales, costumbres, etc…). Porque así nos estamos apoyando todos y todas, por el trabajo en común y colectivo. Es así como la colectividad se va trenzando pero a la par expresado a través de la oralidad. Las prácticas tienen que ser en conjunto y participativas, se tiene que pensar y trabajar para y por nosotros, no solo para unos cuantos, es lo que hace importante y autentico la comunidad, a sus comuneros y comuneras.
“La memoria colectiva es normativa, es como una lección a transmitir sobre los comportamientos prescriptivos del grupo. Es aquella que les permitiría a los grupos sociales conservar ciertas instituciones a través de todos los cambios sociales. Esta memoria colectiva asegura la identidad, la naturaleza y el valor de un grupo.” (Ramírez M: 2005, s/p).
A partir de las argumentaciones de Ramírez, me permito hablar y decir que la oralidad es la transmisión de conocimientos colectivos de nuestros y nuestras majää’ytyë, porque son la resistencia y la autonomía de construir maneras y formas de compartir estos conocimientos para la comunidad de Xaamkëjxpït.
La transmisión de compartencia desde la lengua ayuujk, ääw ayuujk y el ser ayuujk es el tsënää’yïn tanää’yïn que nosotros vivenciamos con los y las demás, porque compartimos, pero no solo se comparten estas experiencias, también se llevan a cabo. Dentro de la práctica comunitaria se realizan actividades de diálogos con las y los comuneros, en practicar y hablar el ayuujk y el ääw ayuujk pero también convivir e interactuar con el et näjxwii’nyït. Desde que estamos en el vientre de la madre, tenemos una comunicación directa o indirecta con las personas con las que convive. En constante estamos aprendiendo de la vivencia, del escucha, de los olores, la interpretación y la dimensión de los diálogos que hay. Entonces el tsënää’yïn tanää’yïn es compartir, pero a la vez a nosotros y nosotras nos toca interpretarlo o reinterpretarlo. Porque no solo se da del emisor sino también del receptor, ambos tienen que escuchar y escucharse, teniendo y conociendo esta manera de hacer comunicación oral, las ideas y los conocimientos se pueden compartir entre ellos y ellas. En la comunidad la comunicación se da con él, la, los y las demás personas. Es así como aprendemos y empezamos a vivenciar nuestro tsënää’yïn tanää’yïn, con los y las demás, con los y las comuneras, con la comunidad, con las comunidades. Los y las jóvenes, sus escenarios de comunicación con la naturaleza se ha dado de manera compartida por sus majää’ytyë, a través del tsënää’yïn tanää’yïn que han tenido en la comunidad. La preocupación de que las futuras generaciones desconozcan y descontextualicen la oralidad ayuujk como una forma de comunicación que tenemos con el et näjxwii’nyït.
En los espacios de comunicación que se da y bajo los diferentes escenarios de compartencia con el et näjxwii’nyït, para poder entender y contextualizar estos aprendizajes que tienen nuestros y nuestras majää’ytyë y porque en conjunto estamos en proceso de construcción de conocimientos. Los majää’ytyë, son los que nos comparten esas formas de vida y relación que se tiene al et näjxwii’nyït y nosotros como jóvenes debemos de aprender, sobre todo hacerlo y practicarlo. Uno de los principios de la comunalidad es compartir pero también hacer las cosas que nos enseñan.
La comunicación oral se da desde el conocer, interpretar y dimensionar la relación con el et näjxwii’nyït. Son conocimientos que tienen nuestros y nuestras intelectuales y pensadores de la comunidad, porque en constante estamos aprendiendo desde nuestro tsënää’yïn tanää’yïn como comunera, comunero, autoridad y como comunidad. Desde tiempo atrás existen estas formas de comunicación con el et näjxwii’nyït, en pedir el bienestar, la salud, la productividad, el aprender con el entorno, en hacer y sentir el acompañamiento de nuestros protectores y la construcción colectiva de nuestro buen común. En la actualidad las personas adultas- jóvenes, debemos saber de buena fuente esas formas de correlación con el et näjxwii’nyït y compartir estos conocimientos y andares. He compartido estos sentires y preocupaciones con las personas que también han sentido esa desvalorización de la comunicación oral, la perdida de esa relación con el et näjxwii’nyït, el des interés y el desconocimiento de la comunicación oral.
La relación oral con la naturaleza se da en el trabajo del campo, hogar, comunidad. Moojk (maíz) xëjk (frijol) tse’ (chilacayota, calabaza), en hacer y vivir el gran cargo del ser comisionado de festejo o comisionada de festejo, fiestas patronales, asambleas, en limpiar y abrir la colindancia, en dar la mano vuelta (ayuda sin ninguna remuneración alguna), tener un cargo comunitario, dar tequio, transitar en el territorio, el estar y andar en otra comunidad. Contextualizando y desde mi vivencia comunitaria me atrevo a hablar de la coexistencia de la comunicación oral con el et näjxwii’nyït, cuando vamos al campo a sembrar nuestros maíces, llevamos nuestra comida acompañado del mezcal como símbolo de respeto y pedimento, en donde los espacios de comunicación se dan con el et näjxwii’nyït y en los espacios sagrados, en los hogares, en el campo, en las montañas, en las cuevas y en los espacios comunitarios. Donde le hablamos a los cosmos, a la tierra, al aire; en donde nosotros y nosotras le comunicamos nuestros sentires y pensares al et näjxwii’nyït y ella nos corresponde con la cosecha, es así como hemos aprendido, practicado y construido el tsënää’yïn tanää’yïn.
Lo primordial en la comunidad de Xaamkëjxpït se le agradece al et näjxwii’nyït, por la vida, el bienestar, la salud. Nosotros y nosotras le hablamos sobre nuestros andares y ella nos corresponde con las cosechas de la vida. A esto me refiero que nos es recíproco con la lluvia, el agua, el rayo, entre otros elementos del et näjxwii’nyït. Siempre hay un discurso y diálogo con el et näjxwii’nyït, aquí se le expresa todo lo que se siente “jää’wïn”, pero también se le comparte nuestro “jotmay” todo esto porque también ella lo siente y lo expresa, nosotros y nosotras lo comunicamos mediante la oralidad.
LA ORALIDAD COMO COMUNICACIÓN COMUNITARIA.
Las palabras o el discurso que dan los y las majää’ytyë siempre están relacionadas con el et näjxwii’nyït, porque les ha permitido la experiencia y la comunicación oral y el conocimiento comunitario, la sabiduría, el pensamiento, el tsënää’yïn tanää’yïn y la relación con la naturaleza. Tener este cargo comunitario. Los y las majää’ytyë han tenido ciertos procesos para llegar a este reconocimiento de majää’y. (Procesos de colectividad, cargos comunitarios, involucramiento en actividades y compartencia con y por otros y otras majää’ytyë). A esto me refiero que los y las majää’ytyë han tenido ciertos cargos comunitarios en la comunidad donde los procesos han sido de varios años, las compartencias que han tenido los y las majää’y tiene que ver con la forma de comunicar oralmente y dar el discurso a la comunidad y al et näjxwii’nyït. Los y las comuneras identifican a la persona o personas quienes son los representantes de la comunidad, por la manera de comunicar e interpretar los sentires y pensares. Los y las majää’ytyë son las voceras de nuestras palabras, nuestros pensamientos e ideas, pero todos y todas aprendemos de ellos para que nosotros y nosotras tengamos también estos conocimientos, mientras estemos haciendo y vivenciando nuestro tsënää’yïn tanää’yïn en la comunidad y con el et näjxwii’nyït. Nuestras creencias, costumbres y tradiciones que conocemos y seguimos practicando con la guía y orientación de nuestros padres, madres y majää’ytyë, nos lo han compartido a través de la oralidad. Aunque estos conocimientos no todos y todas lo conocen, en parte porque los conocimientos no son compartidos, otros que tienen diferentes formas de ver la cosmovisión ayuujk y estos conocimientos han quedado solo en los abuelos, abuelas, padres y madres por la falta de interés y preocupación de los y las demás. El discurso que dan o hacen los y las majää’ytyë se hace en ayuujk y le hablan al et näjxwii’nyït, porque la lengua ayuujk es nuestra identidad, nuestra historia y nuestra memoria oral colectiva.
Los espacios de aprendizaje vienen en estos espacios de diálogos y transmisión de conocimientos compartidos desde la comunicación oral de nuestros padres y madres. Porque los espacios comunitarios nos han servido para significarnos, conocernos, apropiarnos y utilizar espacios y medios de comunicación que son las palabras. Por ello los y las colaboradoras platicaban y compartían sobre lo que está ocurriendo y como esto puede afectar a lo que se dice y se hace, la comunicación oral que se da con el mïkäjpxïn (discurso) y matyäjkïn (diálogo). Esa relación ya no se da de tal manera, tienen que ver por la influencia de los medios de comunicación masiva, las redes sociales, la influencia de querer adoptar ideas individualistas, ideas coloniales, en donde se refleja con los niños, niñas, jóvenes, adultos y hasta personas mayores. Pero también por la falta de información, comunicación y compartencia en las instituciones educativas donde podría hacerse un trabajo colectivo de comunicación comunitaria, donde los y las comuneras majää’ytyë puedan compartir sus experiencias, conocimientos, sabidurías y pensamientos desde nuestra comunicación oral y el et näjxwii’nyït. Es necesario compartir y hacer estas prácticas constantemente para nuestra comunidad, por nosotros y nosotras, porque es nuestra identidad como ayuujk y Xaamkëjxpït. Porque podemos todos escuchar lo que se nos dice, pero pocos llegan a hacerlo y ese es una de las preocupaciones que mentalizo con el trabajo colectivo (personas involucradas en este andar).
En cada momento e instante estamos en relación con la naturaleza y es necesario saberlo y apreciarlo, valorar el vínculo desde la comunicación oral que existe del majää’y con el et näjxwii’nyït. El vínculo o relación del et näjxwii’nyït es por el respeto, el valor que le damos a nuestra comunidad Xaamkëjxpït y la coexistencia que tenemos con el et näjxwii’nyït. Estos conocimientos, pensamientos e ideas, quiero que sean compartidos para mí, la familia, el colectivo y la comunidad.
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